
Tengo el recuerdo
de asomarme a mi ventana en el barrio del Raval
y verlos pasar, paseando de la mano, felices.
Hacen una pareja maravillosa, tan frescos y tan hermosos,
Barbanueva y Monamoda, muy a la moda, muy a la última;
o a la penúltima, porque la última allá se va, allá se fue y ya pasó,
quién puede decir si volverá en un revival retro vintage.
Ahí viene otra a gran velocidad, otra que a su paso poco dejará,
tan poco como la anterior, apenas alguna foto
o unos zapatos abandonados en el fondo del placard
esperando el recuerdo o el olvido.
Y ellos también pasan y se van, se alejan
dejando el perfume que queda, como queda la piel
mudada, seca, pasada y usada muy poco
y ya desechada, rápido, pasada de moda.
Muy pasada.
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